EL #20: Flojera del Lector

El día de hoy en este EL les confesaré algo que me ha pasado como lector y creo que a ustedes también, pero que es difícil de admitir: La flojera del lector.
Comencemos:

Seré sincero. 
En los libros encuentro una distracción que me encanta. Disfruto mucho de poder conectarme con personajes que viven en el papel y que gracias a un escritor pueden ser reales y compartirme sus historias y sentimientos. También me he perdido muchas veces entre las páginas, olvidando lo que hay a mi alrededor para meterme por completo en las palabras y sentir como se vuelven algo tangible en mi imaginación.

Si, todo esto es cierto. Pero también es cierto que no siempre tengo ganas de leer.

Hay muchas veces en las que pienso ¿Me pongo a leer? o ¿Veo memes? y tengo que decir que los memes también me gustan mucho XD, y me ha pasado que me decido por ellos en lugar de agarrar un libro.

Algunas veces esto me lleva a pensar en que podría que yo leyera solo por moda, o por obligación, como dije en el EL #5 , pero en esta entrada me gustaría simplemente dejar salir algunas de las veces en las que esta flojera del lector me ataca y así dejar ese peso atrás 😆 -y espero que ustedes hagan lo mismo en los comentarios 😉-.

Flojera del Lector. Cuando se presenta la oportunidad en la que el individuo que ama la lectura pueda disfrutar de este entretenimiento con total libertad pero prefiere usar su energía en cuestiones que no le exijan tanto compromiso.

Esto pasa muchas veces. Para la lectura se necesita del esfuerzo del autor, para encontrar las palabras adecuadas, y del lector, para tomar el libro y usar su tiempo para leer esas palabras, y esto último es algo de lo que podría causar la flojera del lector: tiempo y esfuerzo.

Sé que hay personas que terminan un libro muy rápido, pero de todas formas, eso significa más trabajo que, por ejemplo, ver una película, en la que solo te sientas y disfrutas. Solo tienes que estar presente ya que la pantalla te cuenta todo, mientras que con el libro, el lector tiene que trabajar para terminarlo y esto requiere de cierto compromiso y, aunque esto es en parte lo que lo hace tan satisfactorio, si puede ser poco apetitoso en algunos momentos.

El primero de estos que les contaré fue cuando después de un viaje-lectura (tema del que hablo en el Experiencias de Lector #7 ) esperando en un parque pude leer por un rato largo (muy largo XD) Reckless. El goyl de jade de Cornelia Funke pero al final preferí intentar tomar fotos a los pájaros que pasaban por ahí 😂.

Para justificarme, diré que había mucho Sol, tenía mucho calor, no había un lugar destinado para que alguien se sentara -solo una banca que no tenía sombra- por lo que tenía que estar pegado a la pared (tratando de que me cubriera del Sol lo más posible) sentado sobre un rectángulo de cemento que estaba ahí, lo cual no era nada, NADA cómodo para alguien que intenta leer XD.

Otro ataque de la flojera del lector que es más una decisión que algo que ya haya pasado es que mientras hablaba con mi mejor amiga que se fue a la playa de vacaciones me dijo que, estando en la playa, con albercas, arena, LA PLAYA, se iba a poner a leer.

Yo no voy seguido XD, pero si fuera, aprovecharía para hacer todo lo que no puedo hacer en mi casa y leer no entra en esa lista, incluso se lo dije, yo podría estar leyendo al mismo tiempo, solo que yo en mi cama y ella EN LA PLAYA.

Siento que suena mal viniendo de alguien que dice que ama la lectura pero, como le dije, aprovecharía el viaje para leer, pero solo el trayecto hacía la playa, -de hecho me emocioné solo de pensarlo- pero no cuando ya estuviera allá, porque haría diferentes cosas que solo se pueden hacer ahí (nadar, buscar cangrejos... no sé, actividades playeras XD).

Pasando a un caso más general, muchas veces tengo el tiempo libre para poder ponerme a leer tranquilamente y por largo tiempo, pero al final me emociona más hacer entradas del blog y trabajar en él (aunque algunas veces solo me quedo arreglando detalles pequeños XD).

Evito leer para poder escribir en mi blog de lectura. Ironía.

Y bueno, para el último caso hablaré de como mientras intentaba terminar de leer El pirata de Walter Scott -si, intentar, porque la verdad no me daban muchas ganas de leerlo- me distraía con mucha facilidad con la televisión, con música o solo acostándome.
Intentaba concentrarme en la lectura pero mi mente simplemente no quería poner atención 😅.

Fue muy difícil acabarlo y se me hizo un poco aburrido, pero lo logré y en la reseña de este miércoles les diré por qué fue así, por qué me causó Flojera del Lector.

Bueno, eso fue todo por las confesiones de hoy, que más que quitarme un peso de encima (que no era tan grande XD) me sirvió para acercarme más a ustedes y para ayudarme a afirmar sin miedo que no siempre voy a tener ganas de leer y eso no hace que no me guste hacerlo ;)
Déjenme en sus comentarios sus anécdotas de Flojera del Lector y si les gustó esta entrada, denle +1, compártanla con sus amigos lectores y suscribance al blog.
Sigan disfrutando de sus lecturas y nos vemos en la próxima entrada de Un Lector Joven :)

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